En las últimas dos semanas, un "francotirador" hirió con balines en Ecuador al 2100 a al menos tres personas y una mujer tuvo que ser internada y someterse a cirugía para que le extrajeran el proyectil de la cabeza. Crece el miedo entre los vecinos y la policía busca al responsable.
Caminar a la tarde por Ecuador al 2100 se volvió una actividad peligrosa para los vecinos del barrio Jorge Newbery, quienes prefieren esquivar esos 100 metros, rodearlos, por más que eso signifique desviarse. Es que, en las últimas dos semanas, un “francotirador” disparó a al menos tres personas con un rifle de aire comprimido e hirió de gravedad a una de ellas, una mujer de 31 años que tuvo que ser trasladada de urgencia a la Clínica Pueyrredon para que le extrajeran el balín que le había quedado alojado en la cabeza.
Los vecinos de la zona se sienten amenazados, vigilados por este “francotirador” y viven con miedo de ser la próxima víctima de alguien que no saben quién es y a quien no comprenden, no entienden por qué dispara a peatones, por qué hiere de vicio a otros.
El primer episodio ocurrió el 26 de diciembre, minutos pasadas las 17. Una mujer y su nieto, de 6 años, caminaban por Ecuador entre Colón y Bolívar. Se sintió un silbido en el aire e inmediatamente el grito de dolor del nene, quien cayó al suelo con una herida en la espalda. “El balín le pegó en el hueso y se frenó, por fortuna no fue más grave”, dijo un allegado de la víctima a LA CAPITAL.
Este hecho, que parecía aislado, se repitió el martes 5 de enero, cuando en la misma cuadra de Ecuador entre Colón y Bolívar una mujer fue herida de un balinazo en el hombro.
El pasado miércoles, a las 17, ocurrió el ataque más grave. Celeste (31) había salido a hacer las compras. Fue al supermercado y salió cargada con las bolsas. Pasó por Ecuador entre Colón y Bolívar, cuando sintió un silbido y un fuerte impactó en la cabeza, que la aturdió. “¡Hijo de puta!”, gritó instintivamente, al comprender que el “francotirador” le había disparado.
Celeste sintió que tenía la cabeza mojada y que la sangre le recorría el rostro, no se podía tocar la herida ya que tenía las bolsas de supermercado en las manos, por lo que su única alternativa fue apurar el paso, sortear esos 100 metros que se habían vuelto un campo de tiro y llegar hasta su casa.
Chorreando sangre. Celeste describe que llegó a su casa literalmente chorreando sangre y que, al verla, los vecinos salieron a ayudarla y su marido la llevó de urgencia hasta la Clínica Pueyrredon, donde quedó internada.
Una tomografía confirmó que tenía un balín en la cabeza, que había quedado “incrustado” contra el cráneo, lo que requería una intervención quirúrgica para removerlo. Celeste pasó la noche del miércoles en la clínica y, todavía adolorida, realizó la denuncia con personal de la comisaría 12°, que fue hasta el lugar para verla. El jueves los médicos le pudieron extraer el balín. Horas más tarde le dieron el alta.
Personal de la comisaría 12° y de Policía Científica realizaron pericias en la cuadra de Ecuador al 2100 y buscan identificar al “francotirador”, quien, además, le habría disparado al perro de una vecina en las últimas horas.
“No se sabe quién puede ser, desde dónde dispara. Acá somos todos vecinos desde hace años, imposible desconfiar de alguien”, expresó una mujer que vive a 100 metros de donde fueron los ataques.
A Celeste todavía le duele la herida en la cabeza, le arde y al recordar que alguien, escondido, le disparó en la cabeza con un rifle de aire comprimido siente miedo y angustia. No quiere volver a pasar por esa cuadra, que queda a menos de 100 metros de su casa.
“Odio por lo que estamos pasando, porque si bien me tocó a mí, toda mi familia y la gente que me conoce se preocupó demasiado y el miedo que genera está situación hace que estemos todos alertas, porque un enfermo le gusta jugar con la vida o suerte de la gente que camina por la calle. Lo pienso y me da pánico que siga pasando, que no se pueda averiguar”, publicó Celeste en su cuenta de Facebook.
“Quiero pensar que todo va a estar bien, se que tuve suerte y que la vida sigue, pero es imposible frenar mi cabeza. No paro de pensar de dónde vino ese disparo. Solo pido que se siga investigando y se sepa quién es ese loco para que no haya más víctimas”, concluyó Celeste.
Las denuncias están hechas y la policía investiga, pero hasta que no puedan encontrar al responsable, Ecuador al 2100, entre las 17 y las 18, parece haberse convertido en el campo de tiro de un “francotirador” que apunta a quien pase por esa cuadra.